martes, 23 de agosto de 2016

Una cascada seca, un pueblo medieval y caca por todas partes

Estos días tengo a mi prima de invitada en casa, así que, intentando ser una buena anfitriona, la llevo de aquí para allá a conocer una pequeña porción de esta comunidad maravillosa en la que vivo, Cataluña. Como guía turística soy nefasta, así que le cuento lo poco que sé y le digo que el resto, lo busque en Internet :-) Además, voy a sitios que yo tampoco conozco, así que... ¡a la aventura!

Ayer visitamos La Roca Foradada (agujereada) de Cantonigrós, un enclave en medio del bosque en la comarca de Osona. Es precioso, os lo recomiendo. Primero hay que llegar al pueblo de Cantonigrós, y una vez allí, pasar del GPS como de tu suegra, porque te lleva por un camino en el que el propietario, supongo que harto de que le toquen las narices, ha puesto este cartel:


"La Foradada, El GPS os engaña, Campo de Futbol"

Así que, directamente, busca el campo de fútbol del pueblo. Verás que hay un párquing dónde dejar el coche y a partir de ahí, empieza un sendero descendente por lo que antiguamente debía ser el mismo lecho del río. No es muy difícil, pero es pedregoso, asi que debes llevar calzado adecuado. Hacia el final, cuando te acercas a la poza, es más escarposo, pero hay unas barandillas de madera para ayudarte. Créeme, si lo pude hacer yo, lo harás tú sin problemas. La ruta corta son apenas 30 minutos; para los que están en forma, hay otro sendero circular que dura unas 3 horas.

Tramo final del sendero hacia La Roca Foradada

El sitio es muy bonito, lo que pasa es que como apenas ha llovido, la cascada estaba seca y la poza tenía poca agua. Sin embargo, estaba helada pero no gélida, así que me pude dar unos buenos baños, eso sí, con calzado de río, ya que el fondo está lleno de piedras.

Lo mejor de todo es que apenas había gente, en total menos de 20 personas, y se respiraba una paz y una tranquilidad ideales para relajarte. Eso si no vas con mis hijos, claro. Todo el mundo supo cómo se llamaban. También el nombre de mi perro, Stuart, que quería venir conmigo al agua pero no se atrevía. Además, como hay una semicircunferencia de paredes rocosas, hace eco, así que, si te tiras un pedo, se entera tu madre, que está haciendo ganchillo en su casa.






La Roca Foradada, con la cascada sin agua



La mañana transcurrió plácidamente y sin nada a destacar que no fuera descansar, gozar de la naturaleza, del agua, del sol y de un paseo por el río aprovechando que apenas llevaba agua. Como anécdotas, os puedo contar que, después de comer, estaba tumbada (hay toda una zona de piedras lisas perfectas para eso) intentando hacer una siesta, cuando un muchacho que debe hacer primero de solfeo empezó a "tocar" la flauta, y su amiga, que se debe creer por lo menos Adele, empezó a "cantar". Como os digo, se oye todo y amplificado, así que ni siquiera los podíamos criticar. Aparte de eso, mi hijo creyó reconocer a un chaval rapero al que sigue en YouTube, pero, con la vergüenza propia de los 14 años, no se atrevía a ir a preguntarle, así que, literalmente, lo arrastré y abordamos al grupo de chavales para averiguarlo. No era. Mi hijo no me habla.

Agujero en la pared, que da nombre al lugar
 
Perspectiva de la poza
 
Perspectiva de la poza  





  
Cauce del río

Sobre las 5 de la tarde decidimos marcharnos, porque queríamos ir a Rupit, un pueblecito medieval que hay muy cerca. El camino de vuelta es mucho más duro, porque es todo subida, así que yo acabé muerta. Además, llevo unos días que me duele una rodilla, con lo cuál, iba también medio coja. Hice el camino con considerable esfuerzo.

Ya en Rupit, que está apenas a 5 km, tienes que aparcar el coche en el párquing que hay a la entrada, porque la circulación por el pueblo está restringida. De todos modos, son 2 € todo el día, así que es totalmente asumible. Tenía alquilada una scooter eléctrica del día anterior, que estuvimos pateando Barcelona (bueno, yo "pateando" no :-) ), y menos mal, porque estaba ya sin fuerzas. Rupit es muy pequeño y se puede hacer perfectamente a pie, pero tiene cuestas y suelos empedrados, así que es dificil para las personas mayores, con movilidad reducida o con fatiga crónica como yo.

Panorámica de Rupit

Al lado mismo del párquing hay un bar-panadería, que se llama Forn de l'Era, ideal para hacer una parada y merendar. Tienen pan y pastas artesanos, todo buenísimo. También venden embutidos, que, para los que no sepáis, son típicos de la comarca de Osona y de excelente calidad, como el bull blanc o negre, la botifarra catalana, la botifarra d'ou, la llonganissa o el fuet. Después de eso, iniciamos el paseo por el pueblo, accesible con la silla, aunque un poco complicado por la irregularidad del terreno. Además, con ella no se puede acceder al punto de mayor interés, que es su puente colgante. El pueblo es precioso, parece que te teletransportas a otra época, conserva totalmente su encanto medieval en medio de un paisaje verde de ensueño. Fresquito, eso sí.

Puente medieval, Rupit

Rupit

Rupit


Casi no nos dimos cuenta y se nos hizo de noche. Tras fotografiar una puesta de sol espectacular, de vuelta a casa.

Puesta de sol en Rupit


Llegué sobre las diez y media, realmente agotada tras el sobreesfuerzo, coja, sofocada y necesitando una ducha igualito que mi hijo necesita el móvil. Me meto en la bañera, con Stuart, y empiezo a lavarlo. Mi hijo se sienta en el inodoro, Nintendo en mano, a hacer sus necesidades. No sé en vuestra casa, pero en la mía, el lavabo es comunitario y el concepto de intimidad, muy relativo. Cuando tengo al perro enjabonado, me doy cuenta de que la bañera no se traga el agua...

- J, ¿por qué no traga agua la bañera?
- No sé, qué raro... Tira de la cadena (a mi hijo)
- Pero papa, estoy haciendo caca...
- Ya, no pasa nada, tira...

Y tira. Y empieza a subir el nivel del agua del inodoro, con sus cacas incluidas, que el pobre tuvo que salir corriendo, con los calzoncillos en los tobillos y la Nintendo en la mano, que eso sí que fue la partida de su vida... le atacaban los marcianitos con armas de destrucción masiva... ¡ríete tú del Call of Duty! Yo, en la bañera, en bolas, con el agua por los tobillos, el perro enjabonado, mi hijo medio desnudo saliendo corriendo, J con la paleta de cocinar en la mano, agitándola que parecía que estuviera matando mosquitos... Situación Marca Yolanda total, vamos...

- ¿y ahora qué?
- Pues no sé...

J empieza a mirar por todas partes, a revisar qué pasa. Llamamos a los vecinos, a las once y pico de la noche... al de arriba: ¡tira de la cadena a ver qué pasa! ¡Mierda! y nunca mejor dicho... empezó a salir otra vez toda la caca por el inodoro, que no sólo salía por arriba, sino también por la junta del suelo... J concluye que no podemos utilizar el baño y tampoco lo pueden hacer los vecinos, así que hay que llamar a la cuba (desatascos, fosas sépticas, etc.) porque el atasco está en la tubería general, a la altura de mi piso. Mientras llega la cuba, recogiendo agua con la fregona sin parar, con una peste a mierda que tiraba para atrás... ¡qué asco por Dios!

No recuerdo nada más. Me tumbé en el sofá, sin duchar, y me despertó J a las dos de la mañana para que me fuera a la cama. Él había recogido y perfumado todo el baño y pagado casi 400 euros a los operarios. Supongo que que te saquen de la cama o de tus vacaciones para limpiar mierda ajena, tiene que cobrarse, pero, a ese precio, ni que la hubieran sacado aspirando con una pajita de la de los mojitos...

En fin, que si no me pasan este tipo de cosas, mi vida no sería mi vida.