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sábado, 6 de febrero de 2021

Moda en tiempo de Coronavirus

¡Qué bonito el mundo de la moda, verdad?! A quién no le gusta ver esas pasarelas, con sus luces y sus alfombras... esas modelos, luciendo carnes (¿qué carnes?)... ese colorido, ese glamour... Y ahí que te van, todos los que son alguien en la industria, a tomar notas para luego fabricar en masa esas prendas que al final tú te encuentras en el escaparate....

Y es que los diseñadores tienen muy en cuenta al consumidor final. Sí, sí, a ti y a mi, que somos lxs que vamos a gastarnos el dinerito. Por eso hacen prendas bonitas que a la vez son prácticas, funcionales, cómodas y que sacan tu lado más sexy...

No hay más que ver este modelito. Que ha dicho Balenciaga, oye, después del confinamiento, quién más quién menos se ha zampao unos cuantos churros con chocolate, unos panes con mantecá colorá y unos cuantos bocatas de bacon con queso... Y to' el día tirados en el sofá, viendo series y pelis... menos el rato de hacer ejercicio de manos aplaudiendo en el balcón... Pues nada, un trajecito que disimule los michelines, con mascarilla incorporada (la seguridad ante todo). Los pantalones quedan un poco largos porque como no le suben del todo, los lleva a media rabadilla el muchacho (o muchacha, o muchache... vete tú a saber, que por la foto, poca deducción). Y por supuesto, el toque final son las zapatillas de estar por casa, que después de tantos meses, a ver quién se mete un zapato de tacón o un mocasín. La única pega que le veo es como te resfríes; a ver quién es el guapo que consigue meter la mano en el bolsillo, encontrar el kleenex y sonarte los mocos. Por lo demás, un 10.



Si no te da para el modelito de Balenciaga, puedes hacerte una imitación que da mucho el pego, bien recortando la silueta en goma eva, bien quitándole el decorado de cactus a la obra de teatro de uno de tus hijos. Este además tiene la ventaja de que las manos quedan dentro del traje, por lo que podrás sonarte los mocos o rascarte los huevos, ya en función de tus necesidades.




Luego está este otro, de Balenciaga también. Ideal para cuando podamos volver a salir por la noche. Es fresquito, que ya sabes que en las discotecas y salas de fiestas luego hace un calor que te mueres, acabas sudando de darlo todo en la pista y se te corre el rímel. Pero no te preocupes, que este hombre es una máquina y piensa en todo: por si acaso te pasa igualmente, incorpora unas gafas de sol tipo mosca cojonera, y así, chinpum, que le den por culo al maquillaje. Fíjate si será máquina el chaval, que el outfit incorpora una malla metálica para que te puedas colgar las llaves, la mascarilla, el bolso, el móvil, el niño... o para que el maromo de turno te coja de uno de los agujeros y te diga ¡ven p'acá! mientras te arrima a su torso desnudo de tableta de chocolate y su cebolleta expectante... 





¿Qué tienes las cortinas de la casa de pueblo de tu abuela y no sabes qué hacer con ellas? ¡No las tires! Este outfit, también de Balenciaga (¡mi ídolo!), está a punto de ganar un premio por su carácter Eco. Lo puedes hacer en casa tú misma, ya que está hecho todo a base de materiales reciclados. Barato, barato, y glamuroso a tope. Te pones ese jersey roñoso que usas para estar por casa porque ya está todo dado de sí. Encima, las cortinas de tu abuela, con una goma o un cinturón (no las lleves sueltas que estropeas la elegancia del modelo). Luego, ya que estás, le coges también a tu abuela las medias ortopédicas y las zapatillas de estar por casa (este Balenciaga, como cuida nuestros pies tras el confinamiento). Por último, le robas la mochila del cole a tu hijo y ¡voalá! ya lo tienes. Las gafas de mosca cojonera son para que el sol no dañe tus ojos, después de tantos meses sin ver la luz. Si es que, de verdad, no tiene precio este hombre...





Podría comentarte todos y cada uno de los modelos de Balenciaga para la temporada primavera-verano 2021, a cuál más bonito, pero como quiero dar espacio a otros talentos, este es el último que te comento. También puedes hacerlo en casa con unos brico consejos: coge un pantalón de pijama de esos afelpaditos que has estado usando en el confinamiento y te lo pones atado con un cinturón justo bajo el culo (no te preocupes, no se va a ver, pero es importante que te arrastre como 20 centímetros por el suelo); luego bajas al paqui de la esquina y compras siete paquetes de bolsa de basura y te las lías por el tronco y los brazos, no importa como queden, ahí está la originalidad y la creatividad del outfit: será un modelo único. Estoy empezando a pensar que las gafas son por si te da vergüenza cuando te miren por la calle que, oye, aunque vas a ir monísima, hay gente para todo, que la envidia es mu mala.






No sé si te pasa, a mí, muchas veces, estar en la cama y tener calor si te tapas, pero frío si te destapas. Para eso hay un truco infalible, que es taparte, pero dejar una pierna fuera: se autorregula la temperatura corporal, palabra. Bueno, pues Miu Miu ha pensado también en nosotras y en esos días de primavera que por la mañana hace fresquito y al mediodía te asas de calor. Con este outfit se acabaron los cambios de temperatura, ¡autorregulada todo el día! Además, lleva un sistema de ventilación incorporado, a través de unas rejillas, ideal para los olores y humores del toto. Si es que, de verdad, ¡no están pagados estos diseñadores!





Bueno, bueno, bueno... este outfit es para las mismas que teníais la casa del pueblo de la abuela... Es del divino Dior, así que en la tienda te va a costar una pasta... quítale las faldas a la mesa camilla de tu abuela, coge un par de alfombras y sus bragas de cuello alto, y ya está (si no tienes a mano, también te sirve la colcha de patchwork). Eso sí, vas a tener que dar unas puntaditas, pero bueno, el resultado vale la pena. El único inconveniente que le veo es que no me lo pondría para visitar un museo, no vaya a ser que me aplasten contra la pared pensando que soy un tapiz que me he caído... 





¡Buah! Kenzo es una de mis favoritas... ¡Por fin alguien ha pensado en mí! Me encanta ir a pasar el día al campo o la montaña, hacer una barbacoa con amigos... ¡Pero odio los bichos! Las moscas, los mosquitos, las avispas... Siempre me pican, y me ponen tan nerviosa que no disfruto del día. Con este outfit, se acabó el problema. Está en versión pantalones y en versión vestido (yo prefiero con pantalones porque me protege también las piernas). Además, es un traje ideal para la dieta, porque como no te vas a poder comer ni un chorizo, ni una morcilla, ni un triste trozo de panceta... pues oye, ¡dos por uno!





Este otro de Burberrys también es ideal para ponerte a punto para el verano, es el último grito entre las celebrities... Consiste en llevar un corsé encima del vestido (monísimo, además... ¿o no?), que te apriete bien apretaditos los brazos al tronco, de manera que no los puedas levantar para coger ningún alimento y llevártelo a la boca, a riesgo de que reviente la cremallera y le saltes el ojo al tío bueno que te acompañe. Efectividad 100% Para las flojas como yo, incorpora además unos chips de descarga eléctrica (monísimos camuflados con el pelo), por si, en ardides contorsionistas, consigues coger ese trozo de chocolate o de panceta.





Uooohh... este no he podido encontrar de quién es, pero es el outfit ideal para contentar a las madres o suegras que les guste hacer ganchillo. Recomendaciones de uso:

* no apto si tienes gatos; 
* no lo uses cuando tengas la regla; 
* antes de ponértelo, toma tres diuréticos y dos lavativas; 
* abstenerse en climas tropicales. 

Truco: si le dices que le dé dos vueltas más, quedará mascarilla incorporada.





Que hablando de mascarillas, estos modelos son de 2013, pero no puedo dejar de enseñároslos... Toda un visionaria, Irene Luft, que ya se veía venir el COVID. La pobre, incomprendida en su tiempo, no vendió ni un colín....





Con este rollo de no poder salir a ningún lado, seguro que hay un montón de ropa que se te ha quedado pequeña o se te ha manchado con las comilonas en el sofá. No te preocupes. Siguiendo con la moda de aprovechamiento y reciclaje, Ka Wa Key nos dice que nos echemos encima todos los jerséis y chamarras que encontremos por casa y oye, a la moda total. Si además están manchadas de pintura, ketchup, mocos o semen, ya es un outfit pro 👐⬆⬆






Vas al dentista. Pero luego has quedado con los colegas y se te hace tarde. Tranquilo, ya no hay problema. Con este outfit puedes salir corriendo del sillón del dentista con los hierros todavía puestos. Ya se los devolverás, que con lo que te cobra, bien que los puedes usar un rato... Importante también fijarse en los detalles, ya sabes que eso es lo que hace a algo único y diferente: píntate círculos en el cuello para que, por efecto óptico, parezca que tu cabeza flota directamente del abrigo; cuando salgas corriendo, procura que se te quede pegado en las piernas el papel ese que te ponen en el sillón, para que te cuelgue así, glamurosamente como en la foto; también es muy importante que cuando el dentista te haya hecho escupir la sangre de la boca, hayas tenido la precaución de dejarla caer en la cintura, así, como dibujando un cinturón; y por último, el abrigo, como nueve tallas más grande. Así, sí 👌





Aaaayyyy, ¡¡¡qué adorable!!! Este modelo es para todos esos chicos con síndrome de Peter Pan, esos que no quieren crecer y son siempre como niños... Que lo mismo te hacen una trastada divertida, que te pegan un moco en la blusa. Que igual te pegan una mirada que te derrites de ternura, como que se han olvidado de pagar seis letras del alquiler y os deshaucian... Imposible enfadarte con ellos estando tan guapos....





Hablando de hombres... Cada vez son más (y menos mal) los hombres que se implican plenamente en el cuidado de sus hijos. Antes éramos sólo las mujeres las que íbamos a trabajar con algún moco o chupa-chup pegado a la falda. Pero eso se acabó. Y además, es tendencia. Ahora, después de una noche de no pegar ojo porque el maldito crío se la ha pasado berreando, los papás del mundo podéis salir tranquilos a la calle, no hace falta ni que te vistas. En calzoncillos y bata y sin ni siquiera lavarte. Cuanta más mierda incorporada, más in... un tenedor, un pañal, una compresa, el disco desmaquillante de tu mujer,  la sangre que aún te chorrea de cuando fuiste al dentista y que no te ha dado tiempo a quitarte... Todo vale. Lo de los labios ya es opcional. No te lo sabría ni interpretar 😅





 ¿Que tu hijo es un Picasso y no se conforma con pintarte las paredes y el sofá? No sólo no debes enfadarte ni preocuparte, sino que debes tomarlo como una auténtica oportunidad de negocio... ¡quién sabe quién te vea por la calle y se interese por semejante creatividad! Igual tienes un genio en tu casa que te saca de la miseria. Te pones el tanga del 4 de julio de tu novia, le enganchas el sol que te dibujó tu retoño para el día del padre y arreando, que oye, ¡qué mejor sitio dónde ponerlo! ¿¿O acaso no es ese un sitio que se calienta?? Vale, la versión romántica: ¿no es ese un sitio del que emana la luz de la vida? 😂😂 Eso sí, hijo mío, no vayas con la cara de nopuedoconmivida del modelo, que así no te van a comprar ni esas botas tan discretas... (aunque seguramente la cara del modelo es de algo así como "me cagon el hijoputa del diseñador y en toa mi puta bida, con lo que me ha costao llegar hasta aquí") 






Dicen que la moda tiene que ser para todo el mundo, y no puedo estar más de acuerdo. Sadomasoquistas de everywhere, ya no tenéis que ir a esas tiendas en callejones oscuros, o comprar por Internet. A partir de ahora, gracias a Maison Margiela, ya tenéis disponible en las tiendas estos modelos para dar rienda suelta a vuestras pasiones. El outfit es rompedor, pues transgrede el clásico color negro. Además, incorpora zapatos de plástico transparente para que los fetichistas puedan veros bien los pies, y un practiquísimo abrigo que te permite sacar la polla en un pis pas. Y sin pasar frío. 





¿Que eres feo, mu feo, mu feo, mu feo? Sin problema. ¿A ver si ahora no vas a tener derecho a salir a la calle sin que te apedreen? Además, cumpliendo normas de seguridad. Dónde esté un buen vallado, que se quiten las FFP2, hombre...




¿Que tienes tendencias suicidas pero no te atreves a dar el paso? Sin problema también. Este diseño, aunque no te lo parezca, está pensao que te cagas. Para empezar, llevas el mensaje escrito, para que no tengas que pedirlo de viva voz, que quieras que no, siempre da un poco de apuro: hola qué tal, cómo estás, mira, ¿te importaría matarme?... Incómodo cuando menos. Así que ahí llevas el slogan, a ver si alguien se apiada de ti. Después, por si llegado el momento te resulta difícil, incorpora un maxi gorro que te tapa los ojos, para que no veas lo que te viene encima. Incluso puede que te pegues la hostia de tu vida contra una farola, te caigas por un agujero o te atropelle un autobús. Deseo cumplido y sin involucrar a nadie. Y también lleva unas manoplas gigantes y esponjosas, por si en el último momento te da por defenderte y quieres arañar a tu asesino, que oye, encima que te hace el favor... Si es que te digo yo que, aunque no os lo creáis, estos diseñadores piensan en TODO.





Y claro, si piensan en los sadomasoquistas, los feos y los suicidas, ¿por qué no van a poder vestirse también a la moda las gemelas psicópatas asesinas de hermanas? Si es tu caso, tranquila. Gucci ya te da permiso para que saques la cabeza de tu hermana del congelador y te la lleves de paseo. De hecho, siempre se dice que os une un vínculo especial ¿no?




¡Ay Dios mío! Y yo que desde hace un año paso del pijama al chándal y del chándal al pijama.... ¡qué desaprovechada estoy!


sábado, 26 de diciembre de 2020

Hoy cumplo 50

Hoy cumplo 50. Acabando este año de mieeeeeerda que ha sido el 2020.

Cuando me imaginaba cumpliendo 50 años, ¡desde luego no me lo imaginaba así! Bueno, en realidad nunca pensé en cómo sería cumplir 50 años, pero si lo hubiese pensado, no habría sido así, eso seguro.

Y es que, me lo están poniendo muy difícil para querer este puto cinco, eh??

Para empezar, quería hacer un fiestón. Pues va a ser que no. Ya me quedé sin fiesta sorpresa de los 40; sí, ¿qué pasa? A los 40 es preceptivo que te hagan una fiesta sorpresa de cumple, ¿no lo sabías? jajajaja. Bueno, pues por motivos que no viene al caso contar ahora y que-no-tienen-nada-que-ver-con-que-Keaton-sea-un-desastre-y-que-casi-nos-cueste-el-divorcio-no-te-vayas-tú-a-creer, no la tuve. Así que me dije, la de los 50 me la monto yo. Con toda mi gente, mi comida preferida, pastel de chocolate, música de los 80 y la bola de espejitos dando vueltas. Y me voy a tener que conformar con darle a tope al volumen de la minicadena de mi casa y bailar en pijama, sola, y como mucho con Keaton, porque los buenoshijos, de 19 y 15 años ya, como comprenderás, están metidos en su Batcueva...mamá, avísanos cuando estén los canelones!

Luego está la presión del 5. Que no sé porqué, pero me jode un montón pensar que me pongo ese número (y no sólo por la rima, que te veo…). Así que hace meses que estoy en plena crisis de los 50. A ver si mañana me levanto y se me pasa.

Empecé con los tutoriales de maquillaje. Yo, que lo máximo que me hacía era un sendero dificultad blanco y rojo encima del párpado, y con el muñón de Cervantes, me vi de repente comprándome cosas que ni sabía que existían ni, por supuesto, para qué servían. Un prime… ¿eso no es lo del Amazon? ¿o un primo que se considera no binario? Ah no, es que no lo digo bien 😁 es un “primer”, una cosa que te pones antes de empezar (primer) a maquillarte para acondicionar la piel y prepararla para aplicar los demás productos. Que digo yo, si mi piel ya estaba preparada… como buena psicóloga, primero le di una charla, con los pros y contras de maquillarse y recordándole las consecuencias de no hacerme caso. De buen rollo, eh? Estábamos de acuerdo. Una vez lo he usado.

Me compré también un set de 24 brochas. Que cuando lo recibí, con ayuda del librito de instrucciones de Lilliput y una lupa de gran aumento, lo primero que cutrehice fue enganchar una etiqueta en el mango de cada brocha para saber para lo que sirven. Muy glamouroso todo. Creo que he usado unas tres.

Y un fijador de maquillaje. Es como una laca, pero para la cara, pa’ que cuando te den un beso no se queden pegados a tus mofletes o no manches la camisa blanca de tu amante, que luego todo son líos. Cuando lo compré no sabía que iba a ser útil también para no manchar la mascarilla, mira tú por dónde.

Viendo tutoriales sobre cómo chicas se pintan maravillosamente los ojos, que se hacen el eyeliner que parece que usan regle y nivel… un pulso, una precisión, unos colores… Que sus párpados lucen cuál lienzo alborado en las manos de Monet… ¡Los cojones! Prueba a pintarte la raya de un ojo viendo sólo con el otro, cegato perdido, a la vez que estiras la piel del párpado (que, si no, parece que estás dibujando en papel corrugado), todo ello mientras coordinas el movimiento de la boca que, por si no te habías dado cuenta, siempre está en una perfecta “o” mientras hacemos eso… Con suerte, me vuelve a salir un sendero asturiano. Con menos suerte, puedo parecer un código de barras.

Y peor aún: ¡qué bonitas las sombras, qué combinación de colores!… maquilla sólo la parte móvil... Y lo haces. Y abres el ojo: ¿dónde coño están los colores? ¡Te juro que me he maquillado! Vuelta a Internet: Ay reina, es que tienes el párpado caído. Entonces, te tienes que maquillar así, y luego así, pero primero haces…. Valeeee, sólo me pongo rímel.

Hablando de cosas que se caen: luego me obsesioné con que se me están cayendo los pelillos de las cejas y las pestañas (Nota para todos los menores de 20: sí, con la edad todo, absolutamente todo, se cae). Así que me compré una cosa que parece betún, que tengo que mojar un pincelito e ir dibujándome los pelillos de las cejas, ¿no diréis que no es artístico-romántico? No es mal invento, pero la dependienta de Kiko (que debía ser sobrina de Rompetechos, o no veía bien del peso de los potingues que llevaba en el párpado), me asesoró un color marrón oscuro que, como se me vaya la mano, parezco la Cara Delevingne, pero en feo.

Y la compra estrella: unas pestañas postizas. Me vinieron cinco tamaños diferentes en el paquete, desde las más “discretas” hasta unas que reservo por si un día me quedo sin curro y pruebo cómo se me da lo de Drag Queen. Bueno, bueno, buenoooo… os he de decir que flipé mucho con las pestañas. Resulta que traen un eyeliner (a mí que se me da tan bien, como os he explicado) que tiene imán; sí, sí, has leído bien, es una pintura imantada. Tú te pintas la raya con eso y luego la pestaña, que tiene unos imanes chiquitines en el borde, se te queda pegada al párpado sin necesidad de usar cola. Monísimas de la muerte. Ahora, doy gracias de que ya no voy a trabajar en el metro porque me visualizaba quedándome enganchada por los ojos a la barra esa dónde te agarras; que a mí me pasa de todo 🙈.

Bueno, y ahora últimamente me ha dado por el método Curly. Toda la vida deseando tener el pelo liso, sedoso y brillante, usando planchas y probando a hacerme alisados que no funcionaron, y ahora voy, pa’ chula y rebelde yo: pos voy a querer a mis rizos. Y me meto en una página de Facebook dónde enseñan el Método Curly Girl, que es una forma de lavarte y cuidar el pelo para potenciar los rizos y tener el cabello sano e hidratado.

Lo primero que veo al entrar en el grupo es que hay más de 100.000 miembros, ¡coño, las rizadas somos legión! 😂 Digo yo que será un grupo interesante si tiene tanta peña. Chafardeo un poco y me voy a los archivos. Las administradoras se han currado un índice muy chulo dónde hay muchísima información. Para ingenieros cuánticos.

Leo algo así:

Para iniciar el método debes hacer un último lavado con un champú con sulfatos, pero sin siliconas ni parabenos, y posteriormente no volverás a usar productos con ninguno de esos compuestos. Después de ese lavado, debes hacer hidratación profunda aplicando una mascarilla durante 30 minutos a 2 horas con efecto invernadero, aclarar y aplicar un acondicionador con enjuague de medios a puntas, desenredando el cabello con las manos y haciendo squish to condish (STC) para que penetre bien el producto. El STC es el paso más importante de todo el método. Una vez enjuagado, puedes aplicar opcionalmente un leave-in con praying hands o con el Denman, y ya pasar a usar producto de fijación, al gusto de cada una. Para aplicar el producto de fijación puedes usar técnicas como el pulsing, scrunch, mulli-mulli o curly fingers. Es muy importante no peinar ni tocar demasiado los rizos para evitar la formación de frizz. Después puedes dejar secar al aire, hacer plopping o wet plopping, o secar con difusor (mejor si es iónico). Lo importante para que quede el rizo bonito es que te salga mucho cast, que luego puedes romper con algún sérum o aceite o con manos secas o pañuelo de seda. Después de ese último lavado, la rutina será igual pero la HP sólo una vez a la semana. Para lavar el pelo puedes elegir hacer cowash o low poo, aunque nosotras recomendamos el cowash, como en el método original. No te olvides de clarificar cuando tu pelo te lo pida, vigila con las proteínas y si te tiñes o llevas mechas, tu aliado será el Olaplex. Para el frizz, el Ouiad. En álbumes tienes toda la gama de productos aptos para seguir el método. Para dormir, puedes usar buff, piña o almohada de satén.

Leo otra vez. Y otra. Cuando ratifico que sólo he entendido la palabra “rizo” y que creo que le tengo que dar de comer un bistec a mi pelo, apago el ordenador y me voy a la nevera a comer chocolate, que ese entra por la boca y sé lo que hace. Pero le doy otra oportunidad. Y poco a poco se van aclarando conceptos. Y en eso estoy, gastándome el doble de dinero, tiempo y agua cada vez que me lavo el pelo. Efectivamente, lo tengo mucho más sano, suave, hidratado y bonito. Nos ha jodío, ¡sólo faltaría!

Pero lo peor de todo, con diferencia, ¡es que me despierto temprano! Señores, ese es un clarísimo indicador de que te haces vieja. Da igual lo tarde que me acueste, o lo poco que duerma... sobre las 7-8 de la mañana, ya no puedo dormir más. Yo, que siempre he sido la masa madre de las marmotas.

Y me han salido canas... 😰😰 Y me descubro diciendo cosas como "esta fachada está llena de mierda", "¿qué hago mañana para comer?", "uy, no, qué esto es muy caro y con esto compro dos de los otros..."....

Como dicen mis hijos, una Boomer en toda regla.

Así que, aquí estoy, en el día de mi cumple: gorda, sin cejas ni pestañas, con las tetas y los párpados caídos, despierta desde las 8h, con mi pijama favorito y la piña hecha, cagándome en to' lo que se menea por todo lo que el puto COVID nos está robando, esperando a ver si Keaton y los buenoshijos se lo curran un poco este cumple y retomando la escritura del Blog, que también la tenía caída.

Happy Birthday to me!! Os deseo a todos una muy Feliz Navidad, dentro de las circunstancias, y que le deis al Pause los que aún no habéis llegado al 5.

martes, 5 de mayo de 2020

El Coronavirus, Stuart y una habitación de once metros


Hoy hace quince días que estoy aislada en mi habitación, dentro del confinamiento general, porque parece ser que me contagié del puñetero bichito. Y digo 'parece' porque los famosos test que iban a llegar a todo el mundo por aquí no han aparecido. Por suerte, he tenido casi toda la batería de síntomas, pero leves. Otra cosa será si esto me va a pasar factura en la fatiga crónica, pero bueno, intento ocuparme y no pre-ocuparme.

Oficialmente me han dado de alta por teléfono, “ya estás bien”, aunque el dolor de cabeza persiste como una mosca cojonera, o, mejor, como ese molesto mosquito que cuando te estás durmiendo pasa en vuelo rasante a dos milímetros de tu oreja. Y digo yo, ¿ya estoy bien? Bueno, peor no estoy, eso está claro. Podría haber sido peor, eso también está claro. ¿Pero bien? Vamos a pensarlo juntos.

Llevo 21.685 minutos en una habitación de unos once metros cuadrados (por suerte no es muy pequeña). Sé que tiene, exactamente, 63 baldosas en el suelo. Que mi cama mide ocho palmos de ancho y que se duerme estupendamente sola. Que hay un kilo de pelusa entre la cama y el cabecero, que supongo será el preludio de la tonelada que habrá bajo el canapé. Que las vistas de mi ventana son horrorosas y que el señor que vive en frente está haciendo el Ramadán, o por lo menos ora cada tarde a las seis. Que la televisión de mi cuarto no sirve para nada más que para hacer honor a la antiestética y para coger polvo. Que necesito un Satisfyer. Que un lateral de mi mesita de noche está roto y no sé cómo ha ocurrido. Que las bragas quedan más bonitas ordenadas por colores. Que tengo más ropa de la que necesito.

En estos días:
  • He dormido. Mucho.
  • He jugado al Scrabble en línea. Muchísimo.
  • He leído. Poco.
  • He visto series muy chulas y he empezado Bates Motel y no me ha enganchado.
  • He hecho un curso online para aprender a teletrabajar (no te jode!).
  • He pensado. Poco.
  • He limpiado el polvo, barrido y fregado como si la habitación fuese un quirófano.
  • He comido.
  • He vuelto a comer.
  • Y después he seguido comiendo.
  • Me he tomado muchas pastillas.
  • Me pasan la comida en una bandeja como a los presos, que sólo me falta hacer una rendija en la puerta.
  • He salido al baño como si fuese un científico nuclear. Y cada vez que lo uso lo limpio y desinfecto, que no he visto el baño de mi casa más limpio en mi vida, parece el de un museo.
  • He hablado mucho por teléfono y videoconferencia con familia y amigos.
  • He ayudado psicológicamente a otras personas desde un perfil de Facebook que abrí para ese fin.
  • Me he embarcado en un nuevo proyecto profesional que ya me rondaba por la cabeza y ahí estoy, dándolo todo.
  • Me he angustiado, he llorado, he reído, he estado súper triste y de subidón total.
  • He bailado y escuchado música.

Vamos, que sólo me falta ponerme a caminar por el techo a cuatro patas como la niña del Exorcista, que ganas no me faltaron cuando ayer la doctora me dijo que, precisamente porque “ya estás bien”, “debes quedarte 14 días más en aislamiento”. ¿¿Perdona?? Protocolo.

Así que, bien, lo que se dice bien, no estoy. Porque me muero de ganas de que me dé el aire, de ver la playa, de caminar largo, de tomarme una Coca-Cola en una terraza al sol, de quedar con amigos y echar unas risas sin una pantalla de por medio... Porque me metí en la habitación con calcetines y chaqueta de lana y cuando salga lo haré en bikini. Pero sobre todo, sobre todo, porque me muero de ganas de abrazar y besar a mis hijos y a Keaton. Que tenerlos al otro lado de la puerta y verlos de lejos y no poder tocarlos, sobre todo en estos momentos tan inciertos y angustiosos para todos, es una de las experiencias más duras que he vivido. Menos mal que tengo a Stuart, mi perro, que con las pelanas que se le han puesto me hago a la idea que es John Nieve y se está llevando una dosis extra ultra plus de mimos. Lo malo es que es blanco, y cuando abro los ojos estoy besando a Fujur, el de La Historia Interminable…😂😂

Aquí Stuart, cuando aún existían las peluquerías caninas :)
En fin, que no me queda otra que aguantar. Y ser feliz, que yo lo puedo contar. Eso sí, como me digan que mi aislamiento se alarga un solo día más, me tatúo los planos de mi piso, rollo Prison Break, y me hago una ganzúa con las hebras blancas de las naranjas.

martes, 7 de abril de 2020

Cosas positivas que nos está enseñando esta pandemia



Que la pandemia del COVID-19 (coronavirus) está teniendo y tendrá consecuencias devastadoras en todas las áreas de nuestra vida no es algo desconocido. Estamos viviendo un horror sin precedentes a nivel mundial y tardaremos tiempo en recuperar por completo la normalidad. 

Sin embargo, hoy más que nunca quiero que fijarme también en las cosas positivas que tiene esta crisis y el confinamiento:

1. Supone un parón vital que nos va a permitir resetearnos a todos los niveles. Cuando estábamos en la vorágine del día a día lo anhelábamos.

2. Nos está enseñando lo que de verdad es importante en la vida, así como a valorar esas pequeñas cosas que nos hacen felices cada día y que nos empeñamos en ignorar para desear otras cosas superfluas e innecesarias.

3. Aún con la limitación de no poder salir de casa, tenemos tiempo para hacer lo que nos gusta y siempre vamos relegando.

4. Nos estamos conociendo más a nosotros mismos y de lo que somos capaces en situaciones límite.

5. Nos hemos vuelto más cuidadosos con nuestra higiene y la de nuestro hogar.

6. Nos permite pasar más tiempo de calidad con nuestra familia, algo que también pedíamos siempre.

7. Los niños nos están dando una gran lección de adaptación a las normas, positivismo y resiliencia.

8. Estamos mucho más conectados con nuestros seres queridos, aunque sea de forma virtual, y estamos expresando sentimientos y buenos deseos que habitualmente no hacíamos por vergüenza o dejadez.

9. En efecto, estamos valorando mucho más la importancia del contacto físico, de los besos, los abrazos, las caricias, y de decir "te quiero", "te necesito", "deseo que estés bien".

10. Descubrimos quién se preocupa y se interesa realmente por nosotros y, por desgracia, el mal fondo de algunas personas. Fuera de nuestra vida la gente tóxica.

11. Se está retomando la vida vecinal en los núcleos urbanos. Los balcones se llenan de gente, se respira buen rollo y las personas tratan de animarse unas a otras.

12. Están saliendo muchísimas iniciativas y gestos solidarios entre la gente que nos devuelven un poco la fe en la humanidad. Hasta los pueblos eternamente en guerra han hecho una tregua.

13. Se está generando empatía y simpatía por colectivos que habitualmente no la tienen, como la policía o el personal sanitario.

14. Estamos aprendiendo otras formas de trabajar y aplicando la creatividad al mundo laboral. Ojalá los empresarios y administraciones aprendan que, en muchos casos, se puede seguir produciendo y moviendo el mundo sin necesidad de trabajar presencialmente en jornadas de 8, 10 y 12 horas.

15. Igualmente, se ha disparado la creatividad entre las personas que buscamos cómo ocupar nuestro tiempo de una forma útil y/o divertida.

16. Se está potenciando el uso de la cultura con la distribución gratuita y virtual de libros, visitas a museos, conciertos, obras de teatro, clases de fotografía, etc. y posibilitando el acceso masivo, cosa que habitualmente no es posible por su elevado coste.

17. Se está destinando dinero a la investigación y a la ciencia. ¡Inaudito!

18. La mayoría de personas aparca las diferencias de ideología política para formar un frente unido frente a la crisis.

19. Ha bajado drásticamente la contaminación ambiental, lo que supone un respiro para nuestro maltratado planeta. También hay animales, como los deflfines, que han notado que tienen mayor libertad para moverse.

Ojalá y dentro de toda esta desgracia aprendamos bien la lección, como individuos y como sociedad, y podamos retomar la normalidad construyendo un mundo nuevo más amoroso, justo y solidario.

lunes, 30 de marzo de 2020

Que dicen los psicólogos...

Que dicen los psicólogos que para llevar mejor el confinamiento hay que mantener una rutina, estar ocupado y procurar estar con los niños. Dicen que hay que teletrabajar mientras ellos duermen, así que me levanto a las cuatro de la mañana para adelantar. He tenido que llamar tres días al servicio técnico porque el puto portátil no se abre, que me dicen que es porque no meto bien la contraseña, insinuando que igual es que estoy dormida. A lo mejor el que está dormido es el ordenador, que yo me sé de memoria la puta secuencia de letramayúsculaletraminúsculanúmerossímbolosperounosíyotrosnoyquenosealaqueusasparatodo. Que lo que no acabo de entender es lo que me dice el técnico que tengo que añadir, algo así como “cagonturutamadre” que yo ya pruebo a ponerlo, pero no sirve de nada, el portátil sigue bloqueado. 

Intento trabajar hasta más o menos las ocho de la mañana, aunque a veces me sorprendo con la cabeza en el teclado babeando como un bóxer. Desayuno, me visto y saco al perro, que al principio molaba y me sentía envidiada, pero ahora ya no me hace ni puta gracia, y al perro menos. Que ayer cuando fui a ponerle la correa me lo encontré con un letrero entre las patas que decía “cagonturutamadre”, que digo, ¡hostia! ¡La misma contraseña que me dice el técnico! ¡Qué listo es este perro, coño! 

Cuando vuelvo despierto a los niños y me meto en la cocina. Con una mano les hago un zumo de naranja (que los veo muy amarillos o muy blancos, no sé bien, pero nada saludables), mientras con la otra mano me depilo las piernas y las ingles, que a las diez hay quedada vecinal en el balcón para tomar el sol. Me pongo un bikinitanga fosforito, que es el único que he encontrado perdido por los cajones, y salgo a la terraza con una pamela, gafas de sol y un mojito. Que me acabo de tomar una magdalena, pero leí en algún sitio que los batidos verdes son supersaludables y desintoxican, así que digo yo, que ya que no puedo ir a comprar verdura, la menta del mojito será lo mismo, ¿no? Por lo de compensar la magdalena.

Fuente: cuidateplus.marca.com
Cuando más a gustito estoy, impregnándome de Lorenzo, se me enciende un clic en el cerebro: ¡a las diez y media tengo un meeting con mi jefe! Me meto rápidamente en casa y tengo el tiempo justo de ponerme una camiseta y medio peinarme. Intento entenderme con él entre los bailes del Wifi, que va más lento que un caballo de mármol, y mis hijos, que pasan como 537 veces por detrás de mí, tirándose de los pelos, sacándose mocos, depilando al perro, haciendo un Tik-Tok… yo, dientes, dientes, como la Pantoja. Cuando acabo, me levanto y le regalo a mi jefe un primerísimo plano de mi toto rosafosforito, adornado con algún pelo rebelde que ha quedado por ahí… ¡hostia, pensaba que ya había colgado! ¡¡Perdón, perdón!! Que para arreglarlo me doy la vuelta, enseñándole un zoom de mi culo en tanga, por si le había quedado alguna duda viciosa. Por fin atino a apagar el portátil. Espero que esta pandemia dure hasta el 2.537, porque a la oficina no puedo volver.

Los niños me reclaman, es la hora del cole. Se conectan a las plataformas esas del mudel, dudel o cómo se llame mientras se supone que yo voy a seguir trabajando. Me quedo muerta cuando veo todo lo que tienen que hacer, que van a acabar los deberes cuando Heidi sea mayor de edad. Mamá, mamá, cómo se hace una ecuación de segundo grado… mamá, mamá, qué tienen en común un sistema piramidal y una economía androgénica… mamá, mamá, yo no sé dibujar, esto no me sale… mamá, mamá, que tengo que hacer una presentación, editarla, comprimirla y enviarla por Wetransfer… ¡Me cago en mi puta vida! A ver niños, vosotros poned a todo que sí. Es momento de levantarse a por un Bacardí con Cola.

Mientras los niños acaban sus deberes y yo mi cubata, reviso el móvil. Tengo como tres billones de wasaps, videos, audios y presentaciones por WeTransfer sobre el puñetero Coronavirus. Que dicen los psicólogos que hay que saber distinguir entre la información veraz y los bulos. Comprobar todos esos mensajes me llevaría más que a mis hijos los deberes. Así que me quedo con lo que más me mola y acabo antes.

Es mediodía y por tanto la hora de la cervecita mientras preparo la comida. Empieza a sonar música a toda hostia en la calle, mi vecino del cuarto, que a las doce y media hace festival infantil. Bailo el Chuchua Chuchua, el Joan Petit quan Balla y el Baby Shark, en tanga y sin mis hijos, que dicen que ya están mayores para esto, cuando me doy cuenta que el vecino de en frente me está grabando con el móvil. Cae otra cerveza. Menos mal que no tengo que salir de casa, porque empiezo a estar mareada y se me cierran los ojos.

Después de comer me tumbo un rato en el sofá… oye, que como no tenemos nada que hacer… qué sueñito tan rico… Me despierto exactamente tres minutos después, con los gritos de mis hijos peleándose por a quién le toca jugar al Fortnite. Me recuerdan que es la hora del juego o la actividad en familia, ¡¡¡mamaaaaaaaa, lo pone en el horario de la neveraaaaa!!! ¡¡Putos psicólogos!! Jugamos al Monopoly, un juego rapidito. Me pegan una paliza que no veas, casi tengo que hipotecar hasta el perro. Hablando del perro, ¡coño, que lo tengo que volver a sacar!

Me visto, que aún estoy en tanga. Saco al perro después de sobornarlo con tres galletas y aprovecho para ir al súper a comprar algo de pescado para la cena. Una cola que ya la quisiera el cuponazo de la ONCE, tres metros y medio entre cada persona, y la encargada del súper que va dejando entrar cuatro personas cuando salen otras cuatro. Estoy por preguntarle si tiene langostinos, porque nos va a dar Nochebuena aquí. Me sudan las manos por los guantes, me agobia un montón la mascarilla y estoy criando pollos en los sobacos con el plumas, que hace más calor que en el despacho donde interrogaron a Sharon Stone en Instinto Básico.

Que dicen los psicólogos que mejor que no estemos en pijama y con el moño mal hecho, que eso afecta el estado de ánimo. Así que cuando por fin llego de la compra, me ducho, me redepilo entera, me quito pelos de las cejas con las pinzas, me pongo una mascarilla antigranos, me aliso el pelo, me maquillo, me perfumo y me visto como una persona medio decente. Oye, pues es verdad que esto anima, ¡mira qué mona estoy! ¡¡¡Mamá, mamaaaaaaa, que es la hora del ejercicioooo!!! Creo que me he equivocado en el orden de algo. Mamá, no se puede beber cerveza mientras haces bicicleta… Tampoco se puede hacer con tacones y lo estoy haciendo, cállate niño.

Son las ocho. Salimos al balcón, a aplaudir por los sanitarios, por los bolicías, por los del shúperr, bor las señiiorasss de la limpieza, por lossshh bomberos, bor los niñiiosssh, bor losssh aguuelosssh, bor lossshh que ssshhe quedannn en casaaaa!! ¡¡Oshh quiero, vecinossshh, coñiiio!!! ¡Mamá, por favor! Mi vecino del cuarto pone otra vez la música, es hora de la disco: resistiré, la vida es un carnaval, vivir la vida, color esperanza, la canción del coronavirus y otras mierdas de esas, que dicen los psicólogos que hay que dar mensajes positivos. ¡Estoy que me salgo con tanta positividad! ¡¡Reboso positividad!! Puta vida.

Las nueve: hora del telediario, que hay que estar informada. Es más triste que Enrique y Ana cantándole a Calimero. Me pongo a llorar como si no hubiese un mañana… tranquila mamá, todo irá bien… si mamá, tutto andrá bene… Que dicen los psicólogos que nosotros somos los fuertes y tenemos que dar ejemplo para que los niños se sientan seguros. Apago la tele, me repongo como puedo y ¡mierda! Si no he preparado la cena… Preparo porquerías rápidas varias, mis hijos encantados. Mientras cenamos: mamá, mañana quiero que hagamos cup cakes, ¿vale?... ¡pues yo quiero que hagamos plastelina!... vale, y luego vamos un rato al parque… niños, sabéis que no se puede ir al parque… mamá, tienes los ojos rojos… venga, ¡todo el mundo a la ducha y a dormir! 
Dos horas después consigo que estén dormidos o, al menos, metidos en la cama sin dar por culo. Vuelvo a sacar al puto perro (ambos nos miramos con la misma cara de odio). Al volver me siento en el sofá. Estoy derrotada. Y las pintas ni os las explico. Sigo viendo el telediario desde dónde lo había dejado mientras reviso el wasap y lucho contra mis párpados. No puedo más y me tengo que levantar en cuatro horas a trabajar. En el grupo de Las Chupipandis:

Laura: chicas, ya me he acabado Vivir sin Permiso, ¡me ha encantado! ¿Qué serie me recomendáis ahora? Pero una que sea de maratón, eh?
Sonia: pues yo estoy enganchadísima a La Reina Roja. ¡Desde que empezó el confinamiento ya me he leído 13 libros!
Merchi: mírate Bates Motel, ¡está genial! Pues a mí me ha dado por la limpieza a fondo. Estoy dejando la casa como la patena!
Laura: ya, es que mola tener tanto tiempo libre eh?
Sonia: oye, qué estáis haciendo para colaborar? Yo me he apuntado a la bolsa de voluntarios del Ayuntamiento. Que dicen los psicólogos que hay que ser solidario, que eso nos hace sentirnos útiles y nos ocupa el tiempo.
Merchi: a mí es que me da miedo salir… igual me pongo a hacer mascarillas.

Pedro Sánchez está moviendo los labios en la tele… ¿qué dice?

“(…) el estado de alarma se alargará al menos hasta el 13 de abril (…)”

Yo: chicas, es cierto que se alarga esto hasta el 13 de abriiiiillll???
Sonia: sssiiii (emoticono de llanto) y dicen que igual hasta el 26 de abril
Merchi: uy, yo he oído que hasta verano!!

Mecagonmirutavida.


(esta no soy yo, pero podría serlo perfectamente 😂😂)