Sé que estaréis pensando que sólo se escribir sobre las cosas que me pasan en el bus. No es cierto (¡espero!), lo que pasa es que es un filón tan grande, que se expande en mi mente. Además, lo que me pasó ayer por la mañana tengo que compartirlo, bajo riesgo de que se pudra en mi interior...
A estas alturas ya sabéis que yo cojo el bus por la mañana, muy de mañana, cuando aún no están puestas ni las calles. Todo el mundo, menos la señora, vamos en un estado de duermevela. No creáis que las paradas del autobús están siempre en el mismo sitio para facilitarle la vida a los conductores, no: las dejan fijas para que nuestra mente inconsciente nos lleve cada día a ellas sin necesidad de abrir los ojos. Pues bien, la tribu de zombis podemos soportar, auriculares mediantes, a personajes como la señora, pero para lo que no estamos preparados es para los puñetazos en el olfato.
Los olores. ¿Os imagináis algo peor que lo siguiente?: un día que consigues embutirte en un asiento vacío (¡oh, milagro!), en ese estado zomboidal, sin rastro de la señora, dispuesta a disfrutar de un orgasmo musical, y piensas por favor, que no se siente nadie a mi lado (tengo ese punto autista y ermitaño, ¿qué le vamos a hacer?), dejas con disimulo la chaqueta, la bufanda, el bolso y la bolsa de la comida en el asiento contiguo, mientras cierras los ojos, que sólo te falta silbar disimuladamente (fififiufiu... yopasabaporaquí), y de repente te tocan el hombro: ¿Te importa? Pues sí que me importa, pero vamos... que cojo chaqueta, bufanda, bolso y bolsa de la comida, lo coloco todo en construcción piramidal, entre las rodillas y la barbilla. Se sienta y... ¡paf! Bofetada en la nariz... ¡¡por favorrrrrrr!! Un aroma mezcla de carajillo, tabaco, roña y mala hostia. Jooorrrllll, ¡increíble! ¡Es Mister Pig! ¿Y este tío me ha tocado el hombro? ¡Puajjjj! Y me pego al cristal, giro la cara casi como la niña del exorcista, y veo un letrero de una tienda que reza: "La cara amable"... ¿La cara amable? ¡Y una mierda! Ahora mismo le sacaría los ojos a este tío con un vaciador de melón...
De repente me vuelvo muy delgada, muy delgada. Me pego tanto al cristal que parezco la pegatina de 'Salida de Socorro'. Eso quisiera yo ahora: una salida de socorro. Ni así. Su "sutil" aroma se mete por mis fosas nasales y me revuelve el estómago (que tengo vacío)... Uy, sí que hace frío hoy aquí, digo mientras cojo la bufanda y me la enrollo con tres vueltas tapándome la nariz (Eso por no decirle so cerdo, en Occidente tenemos agua corriente. Si pruebas a abrir el grifo de tu casa, sale un líquido que no hace daño. Y existen unas cosas llamadas desodorante, champú, colonia... que si no eres muy tiquismiquis y no te importa el aroma a pachuli, hasta las puedes comprar en los chinos por un euro. ¡¡Que seguro que eso huele mejor que tú!! ¡¡Lávate so guarroooo!!). Me sonríe, mostrando sus putrefactos y amarillos dientes... ¡Ay, no! ¡¡Cierra la bocaaaa!!
Total, que me digo, bueno Yolanda, venga, utiliza tus conocimientos de psicología: respira hondo... ¡¡nooo!! ¡¡es mucho peor!!, ¡me ha llegado la peste al colodrillo! Vale, va, técnicas de distracción... Ni distracción ni hostias. Con la bufanda, me asfixio. Sin la bufanda, me asfixio. Posibilidad de cambiarme de asiento, no hay. Y lo voy mirando de reojillo: el tío ha cerrado los ojos... ¿¿no será que se ha muerto y por eso huele a cadáver??
Y en aras de no tener una crisis de ansiedad, mi cerebro se pone frenético. Y me vienen a la cabeza una serie de pensamientos que no ayudan nada, del tipo:
- ¿te imaginas tener a este tío de pareja? que para darle un beso primero tienes que llamar a la brigada de desinfección nuclear... y ¿cómo tiene que tenerrr... lo de... ? aaaayyyy... eccccsssss.....
- todos los días me siento en este autobús, y apoyo mi cabeza, ¡mi pelo!, en un reposacabezas por el que han pasado cientos de personas, con sus pelos, sus lacas y gominas, sus caspas, sus olores, sus piojos... aaarrggg... ¡¿cada cuánto desinfectan el autobús?! ¿¿por qué no dan un uniforme antiébola con el bonobus??
Y me visualizo como Michael Jackson. Con mascarilla. Pero más mona. Aunque puestos a imaginar, y dado que las celebrities se operan cualquier cosa, seguro que existe alguna operación para quitarme el sentido del olfato... Voy a bucear por Internet.
Ya decia yo que hay dias que vienes con un tufillo. Jajajajaja
ResponderEliminarJa ja ja!!!
ResponderEliminarJajajaja... eres única para alegrar el viernes!! Que te fichen en la Paramount Comedy yaaaa!!!
ResponderEliminarhay que ponerse debajo de la nariz una crema como la que usan los medicos forenses!!! antes de subir al bus!! jajaajaja
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