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lunes, 21 de agosto de 2017

Cómo explicar un atentado terrorista a los niños


Hoy escribo estas líneas con el corazón roto después del atentado yihadista que ha sufrido mi querida Barcelona. Mi Barcelona, mi ciudad, parte de mi identidad. Cuando se acaba de conocer que la policía ha abatido a tiros al único terrorista que permanecía fugado y que, según parece, era el autor material del atropello mortal de Las Ramblas.

Las redes sociales, la televisión, la radio, las conversaciones entre familiares, amigos, en la calle... no versan sobre otro tema. Los niños están, inevitablemente, expuestos a conocer esa información; es prácticamente imposible preservarlos, sobre todo a partir de cierta edad en que el móvil con acceso a Internet es un apéndice casi indivisible de sus manos.

Cómo explicar a nuestros hijos algo que nosotros mismos no entendemos. Cómo explicarles algo que nos causa tanto miedo, tanto dolor, tanta rabia, incomprensión e impotencia. Es más, ¿es necesario explicárselo?

La respuesta es sí. En la amplia mayoría de los casos, es mejor hablar de ello que evitarlo.

Desde mi humilde experiencia como psicóloga y apoyándome en algunos textos sobre especialistas que he leído, me atrevo a daros algunas recomendaciones para hablar con vuestros hijos (u otros niños) sobre este tipo de experiencias (adaptándolas, también pueden servir para explicarles otros incidentes trágicos, como la muerte de un ser querido, accidentes, incendios, etc.).

1. Protege a los más pequeños

Si el niño es muy pequeño, menor de seis o siete años, es probable que no se haya enterado demasiado de lo que ocurre, así que, aprovecha esa oportunidad para mantenerlo en su bendita inocencia, ya que, a esa tierna edad, los niños son particularmente influenciables por experiencias que les causen miedo. Si pregunta o hace alguna referencia, contesta con términos generales y una comunicación no verbal que le infunda tranquilidad y seguridad, algo que transmita el mensaje de que "ha pasado algo muy malo" pero que "ya está todo controlado", que no tiene por qué preocuparse.

2. Con los mayores, habla sobre ello

Con los niños más mayores de esa edad, en general, es mejor abordar el tema que caer en los pactos de silencio. La creencia de que es mejor evitarles el sufrimiento o la preocupación y hacer como si nada hubiera pasado, convirtiendo el tema en algo tabú delante de los niños, puede ser contraproducente ya que, como he dicho, es prácticamente imposible que vivan ajenos a la noticia, y el hecho de no obtener una explicación sobre lo ocurrido de su entorno más inmediato les generará incertidumbre y angustia, así que buscarán una explicación en otras fuentes (no siempre fiables ni buenas para su bienestar psicológico) o, directamente, se la inventarán, con los riesgos psicológicos que eso comporta (por ejemplo, puede creer que estamos en guerra).

3.  Cuanto más vínculo afectivo, mejor


Para dar este tipo de noticias o explicaciones, lo más adecuado es que lo hagan personas muy cercanas al niño, que sean importantes y significativas para él (padres o cuidadores principales, abuelos, profesores...), ya que eso aumentará su sensación de seguridad. Aparte, las personas más cercanas son quienes mejor lo conocen, saben de su personalidad, las experiencias vividas, los miedos que tiene, su grado de madurez y comprensión... y, en consecuencia, sabrán cómo y cuándo es la mefjor forma de abordar el tema según el niño.

4. Explícale lo que ha pasado

Explícale con palabras adaptadas a su edad y capacidad de comprensión lo que ha ocurrido, intentando mantener un tono de voz calmado y tranquilo. Es muy fácil dejarse llevar por las emociones que nos producen este tipo de hechos, así que es preferible no hablar con los niños "en caliente", ya que lo que buscamos es transmitirles seguridad y tranquilidad. Con los niños más pequeños, ten en cuenta que es probable que repitan varias veces la misma pregunta, ante lo que se debe dar siempre la misma respuesta, ya que la repetición les genera seguridad. Es probable también que pregunten qué es el terrorismo o un terrorista. La explicación del fenómeno es muy compleja, incluso para los adultos, así que es mejor dar alguna respuesta del tipo "son personas muy muy malas", resaltando lo de "muy" y haciendo hincapié en que hay muy pocas. El niño debe entender que se trata de algo excepcional.

5. Parte de lo que sabe el niño y no des más información de la necesaria

A menudo caemos en el error de hablar mucho y escuchar poco. En estos casos, además, podemos equivocarnos al querer dar toda la información posible para eliminar todas sus dudas o angustias. Lo primero que debes hacer es observar hasta qué punto el niño tiene información y de qué tipo. Si está angustiado, preocupado, confuso... o por el contrario sigue con sus rutinas y emociones habituales. A partir de ahí, se puede empezar abordando el tema (si no lo hace el niño primero) con una pregunta genérica del tipo "¿Sabes lo que ha pasado en Barcelona?". La mayoría de los niños, sobre todo si, como hemos dicho, la interacción se hace con un adulto emocionalmente significativo, ofrecerá información espontánea y hará preguntas. Es mejor ir respondiendo sus preguntas que darle información nueva que el niño no tiene. Y ten cuidado con la información que proporcionas (detalles escabrosos, morbosos, información que les genere inseguridad -por ejemplo, "ha sido al lado del dentista dónde vamos siempre"-...).
  
6. Controla y gestiona la información que reciben

Al hilo del punto anterior, controla, en la medida de lo posible, qué información e imágenes reciben, tanto por tu parte, como del medio exterior. Controla el acceso que tienen los pequeños a los medios de comunicación y contextualiza y explica la información que reciben los más mayores, especialmente de las redes sociales, dónde la mayoría de lo que van a leer son opiniones y no informaciones objetivas. Mucho cuidado también con las imágenes y vídeos a los que tienen acceso.

7. No le mientas

Son situaciones muy dificiles, en las que, como especie humana, se agudiza nuestro instinto sobreprotector para con los niños y los más desfavorecidos. En consecuencia, es muy fácil caer en la tentación de ocultarles información, decirles que no ha pasado nada, que es mentira, etc. Es un error. Como hemos dicho, el niño, de un modo u otro, se va a enterar de lo que sucede y descubrir que le has mentido lo único que le va a generar es inseguridad, desconfianza y decepción respecto a ti. Gestiona la información que le das, pero no le mientas. Es muy probable que pregunte si va a volver a pasar o si nos puede pasar a nosotros. Ante la tentación de contestar que no, que esté tranquilo porque supermami o superpapi siempre le va a proteger y a evitar que le pase nada malo, es preferible contestar la verdad: que no lo sabemos, pero que estas cosas suceden muy, muy, muy pocas veces y que ahora la policía está poniendo todos los medios necesarios para que no vuelva a pasar. 


8. Facilita sus sentimientos y muestra los tuyos

Aunque hemos dicho que hay que mantener la calma para transmitirles seguridad, eso no quiere decir que haya que reprimir las emociones, ni las suyas ni las nuestras. Se trata de reconocerlas y expresarlas de manera controlada y adaptativa. Por lo que respecta a las suyas, hay que animarles a que expresen lo que sienten y no reprimirles con frases del estilo "no llores", "tienes que ser fuerte", "no te preocupes tanto, no nos ha pasado a nosotros", etc. Acepta la expresión de sus emociones y consuélalo si llora, con afecto y contacto físico. En cuanto a las nuestras, hay que identificarlas y etiquetarlas: "estoy enfadada", "estoy triste"... Asímismo, no pasa nada por reconocer que nosotros también tenemos miedo o que no entendemos por qué ocurren estas cosas. Al contrario de lo que podría parecer, eso generará en los niños una corriente de empatía y un sentimiento de unidad emocional. 

9. No des mensajes xenófobos

Ante el fenómeno del yihadismo, es muy fácil caer en discursos y mensajes xenófobos en contra del Islam, los musulmanes, personas de origen marroquí o magrebí, etc. Es muy importante no generalizar (se trata de MUY pocas personas que son MUY malas) y transmitir a los niños el mensaje de que los terroristas pueden ser de cualquier etnia, nacionalidad o religión y que sus actos nada tienen que ver con eso, aunque lo utilicen como excusa o justificación.

10. Visualiza lo positivo

Dentro del horror y la barbarie, procura que el niño pueda ver los aspectos positivos, como las vidas que se han podido salvar, las muestras de solidaridad, la unidad de las personas, los actos altruistas...

11. Genera rutina y normalidad

Está sobradamente demostrado que, cuando ocurre un suceso extraordinario, lo mejor para la readaptación psicológica es retornar a la normalidad lo antes posible. Las rutinas ofrecen sensación de control y seguridad, especialmente a los niños. Así que haz que el niño siga con su vida y rutinas habituales, saliendo a la calle, yendo al cole, al parque, a la compra, etc. Sin embargo, será positivo que, durante un período, le dediques más tiempo y una mayor atención: procura pasar más rato con él, escuchas sus preguntas y opiniones y aumenta las muestras de cariño como besos y abrazos.

12. Cierra la situación

Para la readaptación psicológica, es necesario cerrar la situación y resolver el duelo. Para ello, procura, después de los momentos iniciales, no estar continuamente hablando o viendo o escuchando noticias sobre el tema. Dale mensajes que le transmitan que todo está controlado, que las fuerzas y cuerpos de seguridad están haciendo un buen trabajo para protegernos y que todo vuelve a la normalidad. Algunos niños pueden necesitar expresar externamente su duelo y su acercamiento a las víctimas. Para ello puedes ofrecerles distintas alternativas que también deberán ser adecuadas a la edad y características del niño: hacer un dibujo, escribir una carta o un mensaje, poner una vela, participar en una manifestación, colaborar con asociaciones de voluntariado, etc.

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